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Comunidad

Se piensa generalmente que el protestantismo equivale a individualismo. Esto puede ser cierto si se habla de ciertas formas de protestantismo, pero no en el caso de los anabautistas. Los anabautistas se propusieron restaurar la iglesia cristiana originaria según los criterios del Nuevo Testamento. Por eso no les convencí­a ni el individualismo de quienes consideraban que la iglesia no es necesaria para ser cristiano, ni la identificación de la iglesia con una institución jerárquica construida según el modelo del imperio romano. Los anabautistas se dieron cuenta de que la iglesia en el Nuevo Testamento significa ante todo una comunidad. Ciertamente, existe una «iglesia invisible» formada por todos los creyentes que ha recibido a Jesucristo como Señor a lo largo de todo el mundo y de toda la historia. Pero esos creyentes están llamados por Jesús a asociarse formando iglesias visibles, que son las comunidades cristianas. La iglesia, como comunidad, es distinta de otras organizaciones humanas, porque se caracteriza por la igualdad, la fraternidad y el servicio mutuo. «Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; pero no así­ vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más pequeño, y el que dirige, como el que sirve, pues, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve?» (Lc 22,25-27).

Evidentemente, a una comunidad así­ no se puede pertenecer simplemente por nacimiento. Se necesita haber recibido al Señor y desear libremente pertenecer a ella. Por eso los anabautistas subrayaron siempre la necesidad de la fe para el bautismo.